Seguro que en más de una ocasión te has encontrado con algún problema o disyuntiva que no se te ha ocurrido cómo resolver en tu mente creativa. No hablo de un asunto matemático o laberíntico, sino de aquellos enigmas que nos plantean un escenario concreto con múltiples soluciones. Estamos más que acostumbrados a que un problema tenga una solución, y muchas veces no somos capaces de imaginar otras maneras diferentes de resolverlo, pero solo hay que tener la mente creativa y abierta.

¿Por qué comienzo así? Porque quiero transmitirte una idea muy sencilla, y es que todo puede tener diferentes formas de enfocarlo, pero para ello debemos estar dispuestos a aceptar esas otras posibilidades. Lo mismo ocurre cuando estamos escribiendo un artículo y no sabemos cómo avanzar o cómo seguirlo: muchas veces la solución es aparcarlo y tomar perspectiva, porque nos obsesionamos con una idea que tenemos en nuestra cabeza, pero no es la idónea, aunque sí lo es para nosotros.

Pero claro, el problema entonces no es no tener una solución disponible, sino ser capaces de disponer de otros enfoques, ideas, estructuras, aproximaciones y recursos que nos permitan solventar el temido “bloqueo creativo”. Efectivamente, este artículo va sobre la creatividad y algunos hábitos que te pueden ayudar a desarrollar una mente creativa.

¿Preparado? Pues que lluevan las ideas.

La calma y el movimiento son los ejes de la creación

Un planteamiento inicial siempre es idóneo para ver cuál es nuestro objetivo y cómo lo vamos a alcanzar, qué medios tenemos a nuestra disposición y cuáles son los problemas que puedan surgir por el camino. Una vez que la ruta está marcada, llega el momento de empezar a moverse. El escritor estadounidense Stephen King ha señalado en más de una ocasión que se obliga a sí mismo a escribir un número de horas determinado todos los días para mantener su mente despierta, es decir, que está en continuo movimiento.

Estamos hablando de uno de los escritores más prolíficos de los últimos 70 años, y su método de trabajo podríamos pensar que es adecuado, pero esto se complementa con la calma: una vez que las ha escrito es tiempo de dejarlas reposar, de soltar el lápiz, despejar la mente con otra actividad y revisar lo que se ha escrito. La ruta que establecimos al principio ya no es la mejor, porque hemos descubierto que hay otros caminos mejores que podemos utilizar a partir de aquí.

Déjate guiar por otros

Una de las máximas en la creación de cualquier obra —más concretamente si hablamos de literatura o cine, por ejemplo— es que “todo está ya inventado”. Por muchas historias que sigan apareciendo, la mayoría siguen patrones o tipos de personajes que ya existían. La originalidad absoluta es una quimera, pero no significa que observar a otros sea malo; al contrario. Todo el contenido ya creado a nuestro alrededor sobre el tema que nos interese es un maravilloso baúl en el que encontrar y ver ideas y enfoques distintos al nuestro.

La inspiración desde cero es difícil de alcanzar; pero la inspiración trabajada comparando a otros autores es una herramienta muy útil para descubrir qué otras posibilidades están a nuestro alcance. Trabaja tu mente creativa. Si por la ruta que hemos elegido vemos a otros viajeros más experimentados, lo mejor es acompañarlos, porque podrán ofrecernos datos y detalles que mejoren nuestra experiencia.

Explora por otros senderos

Solemos tener muy marcado cómo queremos expresar algo, pero quizás estemos intentando derribar una casa de ladrillo a base de soplidos. Podemos tener la mejor idea del mundo, pero la forma en la que vamos a transmitirla es igual de importante. Cuando hablo de copywriting siempre pongo mucho énfasis en la figura del usuario, de nuestro público, porque nuestro texto tiene que poner el foco en él,  en quién lo va a leer.

Por eso no tenemos que tener miedo ante un cambio de formato. Se trata de algo muy común: libros convertidos en películas y viceversa, películas adaptadas a un formato escrito. Retomando la figura de Stephen King, muchas de sus novelas se han guionizado para versionarlas al mundo del cine, incluso en más de una ocasión. No hay ningún problema por explorar otros caminos que se salgan de nuestro mapa, porque puede que encontremos lo que buscábamos mucho antes de lo esperado.

Despeja tu mente de tanto en tanto

Muchas veces es bueno olvidarse completamente del proyecto en el que estamos enfrascados para que nuestras ideas se refresquen. Parece algo muy sencillo de decir, pero no de hacer; y es precisamente porque nuestro cerebro está constantemente trabajandoincluso cuando dormimos—. Por ese motivo es conveniente dejarlo descansar. Si la atención de un individuo llega a su límite después de unos 40 minutos de media, por entretenido o interés que tenga en lo que hace, hay que ayudar a aliviar dicha carga.

El deporte físico es un gran aliado a la hora de airear nuestras ideas. Salir de nuestra zona de trabajo puede ayudarnos a ver otras realidades e inspirarnos, además de aportarnos tanto descanso como alivio mental. 

Crea tu creatividad

Estos son solo algunos consejos que pueden ayudarte a mantener tu mente en estado creativo, pero no durante todo el día. Las personas necesitamos alimentarnos de ideas que no vengan únicamente de nuestra cabeza, por eso interactuamos y nos relacionamos con otros individuos, porque requerimos ver otros mundos más allá del nuestro.

La inspiración puede llegar pero, como las oportunidades, lo mejor es ir a por ellas con una mente creativa. Olvídate de crear desde cero: enriquece tu mente y configura tu camino gracias a los consejos que puedas atesorar.